Dice un amigo que el mezcal se toma a besitos, no a tragos torpes de animal pues, advierte, “Si un productor te viera tomando el mezcal como si fuera agua, te mentaría la mother”.
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Producir mezcal es tarea casi mágica. Se necesita armonizar a la ciencia con la naturaleza y el Universo. El mezcal nace a latidos del corazón. Cada gota es un cigoto.
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Uno de mis maestros, QEPD, aseguraba qué era imposible que se produjeran en todo el mundo uvas y granos suficientes para las grandes cantidades de licores, cervezas y otras bebidas, y que esa industria se había obligado a acudir a la química y la hoy llamada “ingeniería de alimentos” para satisfacer la demanda. Y es cierto. Licores y cervezas ya no son lo que eran antes.
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El mezcal, de origen, NACE A GOTAS, pero en los últimos años se produce a raudales. ¿Raro, no? Si pululan las marcas de mezcal, lo lógico sería que estuviera escaso y caro, pero todo lo contrario: La oferta es amplia y, por ende, los costos muy bajos.
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Existe, hace algún tiempo, algo así como una empresa privada, que no es regulada ni vigilada por nadie, que se dedica a “regular” o “certificar” el mezcal, ya no sólo el que se produce en Uajacalifornia sino en todo el país.
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Y como esa “comisión” reguladora y certificadora de mezcales exquisitos actúa a sus anchas, sin vigilancia de nada ni nadie, se ha convertido en una mafia de viles delincuentes, comandada por Transabelino Cuetero PRIyeguas, que cobra muchos millones de pesos por pasar por alto la mala calidad de los mezcales que “aprueba y certifica”.
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No es casualidad que las marcas de mezcales con “mejores calificaciones” en el mercado, sean precisamente los mejores clientes de Transabelino Cuetero PRIyeguas y su empresa fraudulenta.
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La “certificadora” de mezcales cobra cierta cantidad por litro “aprobado”, así que las empresas transfieren excedentes que superan por mucho los costos totales de lo que mandan a “aprobar”. Es tan cotidiana la corrupción, que dentro del mismo procedimiento se comete el presunto DELITO. Es decir, que ya ni siquiera se pagan los sobornos por fuera sino dentro del protocolo ordinario oficial de la “certificadora” de Transabelino Cuetero PRIyeguas. Es decir, que la corrupción y crimen en el ramo son fácilmente comprobables.
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Las productoras, envasadoras y comercializadoras cómplices agregan alcoholes de dudosa calidad al mezcal, y si ya el hecho de engañar al consumidor vendiendo mezcal rebajado como puro es un delito, agregar alcoholes que podían poner en peligro la salud de consumidores a cualquier plazo podría ser considerado como otro delito aún más grave.
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Transabelino Cuetero PRIyeguas, mientras tanto, se está volviendo MILLONARIO. Y como dicen, que “El dinero y el amor no se pueden ocultar”, quienes conocen a este fraudulento “certificador”, ya habrán notado su “éxito” económico.
-Muy pronto, más información…
BenMorin
